EDUCACIÓN Y LENGUAJE
Escribe Otto Dörr: “No se puede pensar sin palabras y por lo tanto, esa dramática pérdida de vocablos y en particular de sustantivos que estamos observando, sobre todo en nuestra juventud, va a conducir necesariamente a una atrofia de la capacidad de pensar”.
La situación de la educación en Chile ha alcanzado niveles dramáticos, como lo afirmara el ministro Lavín hace algunos días. Los resultados tanto en las pruebas nacionales como internacionales han sido deplorables. Quiero recordar algunas cifras: apenas un 26% de los alumnos de 8º básico alcanzan un nivel suficiente en lenguaje y sólo un 13% en matemáticas (este nivel es llamado con el eufemismo “avanzado”); obtenemos sistemáticamente los últimos lugares en las pruebas internacionales Pisa y Timss; y quizás si lo más impresionante sea que el 84% de los alumnos que han ingresado a primer año de
¿Cuáles pueden ser las razones de este extraño fenómeno, puesto que no se condice con el nivel alcanzado por el país tanto en el plano económico como institucional? Se han dado muchas, y todas plausibles: el desprestigio de la carrera de profesor, los malos sueldos, el ingreso a las carreras de pedagogía con puntajes mínimos en
Hace casi veinte años publiqué en estas mismas páginas un artículo titulado “El lenguaje degradado”, en el que manifestaba mi preocupación por la forma en que se venía deteriorando el uso del español en Chile: modulación defectuosa, falta de vocabulario, uso excesivo de muletillas y, lo que es peor, la invasión del habla cotidiana por groserías. Entonces este fenómeno afectaba fundamentalmente a los varones de todas las clases sociales, exceptuando el campesinado provinciano, algunos grupos académicos aislados y personas de edad muy avanzada. Se observaba también una incipiente extensión a las mujeres jóvenes. Hoy el fenómeno ha experimentado un proceso de generalización. Ya los niños de seis o siete años están hablando así, las jóvenes universitarias usan las mismas groserías que los hombres y cada día son más las personas mayores que hacen lo mismo. Sólo falta que las madres se dirijan en esa forma a sus bebés o que los sacerdotes empleen estas palabras en sus sermones. Esta forma de hablar consiste en lo esencial en que una palabreja, en un comienzo empleada como insulto, se ha transformado no sólo en sustantivo, verbo y adjetivo de uso indiscriminado, sino también en final obligado de cualquier frase. Ahora bien, como esta palabreja se acompaña regularmente de otras groserías basadas en contenidos anales y genitales, tenemos que el habla cotidiana del chileno se está aproximando a un tipo de lenguaje muy patológico, que en psiquiatría y neurología se denomina “coprolalia”, palabra que significa “lenguaje excrementicio”, propio de ciertas demencias secundarias a la destrucción de los lóbulos frontales del cerebro, los que constituyen justamente el sustrato biológico de la experiencia ética.
Por eso, no es tan inocente o divertida esta forma de hablar que impera en nuestro país, como parece pensar la mayoría, incluidas las autoridades, al no preocuparse al respecto. Debemos recordar que el lenguaje no es una función más del organismo humano, sino lo que nos define como especie. Fue ese salto evolutivo milagroso del acceso a la palabra, ocurrido hace alrededor de noventa mil años, el que ha permitido el desarrollo de la civilización y de la cultura, pero también la apertura del hombre a la dimensión espiritual y trascendente. Esa misma palabra que estamos ensuciando día a día ha sido cantada y reflexionada por poetas y filósofos desde antiguo. El Evangelio de San Juan empieza con esa tremenda afirmación: “En el principio era el Verbo”. Pablo Neruda nos dice: “… Todo está en la palabra…”; mientras el gran poeta alemán Stefan George proclama: “…No hay cosa alguna allí donde falta la palabra”. Heidegger, por su parte, ha transformado al lenguaje en un tema central de su meditación filosófica. Para él, la palabra es “la morada del ser” y también “la fuerza que une los cuatro elementos: la tierra y el cielo, los mortales y los dioses y como tal es el nexo de todos los nexos…”.
Estas reflexiones nos llevan inevitablemente a establecer una relación entre la descomposición del lenguaje hablado en Chile y el descenso sistemático del nivel de la educación. Porque ocurre que las ciencias cognitivas nos están diciendo ya hace tiempo que no se puede pensar sin palabras y por lo tanto, esa dramática pérdida de vocablos y en particular de sustantivos que estamos observando, sobre todo en nuestra juventud, va a conducir necesariamente a una atrofia de la capacidad de pensar. Y sin pensar no hay conocimiento ni creatividad. Y entonces cualquier aspiración que tengamos de llegar a ser un país desarrollado será en vano.■■■■■
Dr. Otto Dörr
de
“El Mercurio”
ESTUDIOS REVELAN
Cuando ellos eran niños, la voz de su padre era ley en la casa. Hoy, que son padres, no quieren repetir ese modelo autoritario, pero muchos no saben cómo controlar a sus hijos. Es el dilema de los hombres de hoy: construir un nuevo modelo de autoridad matizando reglas con afectos, sin dejar de ser padre para convertirse en amigo.
Si hay una lección que Raimundo (38) creyó aprender bien es que cuando fuera padre, no sería igual al suyo. "Usted sabe que yo no transo", le repetían en su infancia. El juró no pronunciar esas palabras y, menos, ponerlas en práctica. Pero cada vez que su hijo Andrés (7) se vuelve intratable, se angustia e intenta controlarlo. ¿Cómo? Con implacable autoridad. Entonces, se mira a sí mismo, siendo el padre que no quiere ser.
Es el dilema de los padres de hoy. ¿Por qué? Porque el modelo tradicional de autoridad parental está a la baja. La disciplina emocionalmente distante y físicamente coercitiva está cada vez más desestimada culturalmente. Así lo refleja
"Hoy está en declive el ejercicio de cualquier forma de autoridad, no sólo la paternal", dice Eduardo Valenzuela, profesor de Sociología de
Una segunda hipótesis del sociólogo de
En rodaje
En este escenario se encuentran los padres. "Están entrampados entre los desafíos actuales y el modelo con el que fueron criados. Se ven exigidos a desarrollar nuevas construcciones parentales. Hoy no basta con decirle al hijo 'arréglatelas solo' o 'pégale de vuelta al niño que te pegó'", explica Edmundo Campusano, sicólogo de
Hoy no pueden ser el padre autoritario, machista y distante de antes. Deben manejar la dicotomía de poner las reglas a los hijos y ser cariñosos. Y muchas veces son los hijos quienes manejan mejor los afectos que ellos. "Los hijos de hoy exigen explicaciones, porque saben que hay una diversidad de modelos. Saben que no basta que se les dicte una regla. Saben que los padres no les pueden pegar. Saben que la opinión de la madre también cuenta", explica Campusano.
No al extremo relajo
Entonces, la situación exige crear un nuevo orden y organizarse de otra manera. No desde el autoritarismo ni de la excesiva libertad, porque las reglas claras son las que finalmente crean la identidad del niño. De hecho, hoy se ven padres que se fueron al relajo extremo. "Hay casos donde la madre tiende a ejercer la autoridad y es el padre con quien se juega y se pasa bien. Ocurre con los padres de fin de semana, por ejemplo. Y se produce un cambio de roles y un declive de la autoridad parental", dice Valenzuela.
Para que la autoridad de hoy tenga validez, debe ser consensuada. "Hay que ponerse de acuerdo, coordinarse y lograr puntos intermedios que permitan poner reglas", concluye Campusano.
http://diario.latercera.com/2010/06/06/01/contenido/16_29125_9.shtml
Estudio en 2.200 adolescentes de
El ciberbullying afecta la salud mental de víctimas y agresores
Dolor de cabeza o abdominal y trastornos del sueño son algunos cuadros psicosomáticos que sufren los adolescentes involucrados en hostigamiento a través de internet o mensajes de texto.
Paula Leighton N.
Para algunos adolescentes los mensajes de texto del celular son su arma de agresión. Para otros, recibir un email puede ser causa de angustia y hasta temor. Celulares, mail, chats y blogs son los instrumentos que permiten el ejercicio del cyberbullying: actos de agresión intencionales que llevan a cabo de forma sostenida individuos o grupos usando medios electrónicos.
Según un estudio realizado entre 2.215 adolescentes finlandeses de
Tras encuestar a los escolares, los investigadores determinaron que en los seis meses previos al estudio el 4,8% había sido víctima de cyberbullying, el 7,4% había agredido a otros a través de medios electrónicos y el 5,4% había acosado a otros y también había sido víctima de ciberagresiones. Las cifras, dicen los investigadores, coinciden con las de estudios similares en otros países y son menores a las del bullying o matonaje tradicional, que se practica agrediendo cara a cara.
Dolores y soledad
Según el estudio, que se publica esta semana en la revista Archivos Generales de Psiquiatría, el 9,8% de las cibervíctimas presentaba dificultades para quedarse dormidas casi todos los días de la semana, el 9,2% sufría dolor abdominal y el 9,5%, dolor de cabeza más de una vez a la semana. En tanto, el 16% presentaba problemas con sus pares y el 9,2% sólo a veces o casi nunca tenía la sensación de estar seguro en el colegio.
Entre los ciberagresores, en tanto, el 10% sufría dolores de cabeza una vez por semana y la misma cifra padecía dolor abdominal con la misma frecuencia. El 9% tenía problemas para dormirse casi todos los días. Además, el 17,4% tenía problemas de hiperactividad, el 20,5% problemas de conducta, el 16,4% mostraba escasa sociabilidad, entre 17 y 19% bebía alcohol más de una vez por semana y el 13% fumaba con la misma frecuencia. El 11,4% casi nunca o sólo a veces se sentía seguro en el colegio.
Entre quienes habían sido víctimas y agresores se presentaban todos los tipos de problemas antes mencionados, especialmente consumo de alcohol (20,4%), problemas de conducta (15,8%), dolor abdominal (12,5%) y baja sensación de seguridad en el colegio (11%).
Carmen Delia Sepúlveda, profesora de filosofía y consejera familiar de Delphoeduca, destaca que en el cyberbullying la sensación de inseguridad de la víctima se ve acrecentada "porque si bien la agresión es más indirecta que aquella que se da en el espacio físico del colegio, se trata de un acto más invasivo, que ocurre en cualquier momento y entra incluso al espacio privado o protegido de la casa".
En el caso de quien agrede, los efectos sobre su salud mental tienen que ver con que también es una persona que sufre, destaca la psicóloga Érika Castro, directora del Instituto Familia Educa. "Son niños que tienen una falta de regulación emocional en el circuito 'siento, pienso y actúo'. En su secuencia falta el 'pienso'. Por lo que no sólo actúan de un modo poco reflexivo cuando agreden, sino que también tienen dificultad para identificar y verbalizar sus emociones. Eso lleva a la soledad y a que tengan dificultades para hablar con adultos o en familia sobre lo que sienten".
Algunas recomendaciones
Según el estudio, la masificación de los dispositivos móviles, el anonimato que puede lograr el agresor y una audiencia potencialmente numerosa, hacen que el ciberbullying sea más complicado de prevenir que el bullying tradicional. Por eso, advierten, "educadores, padres y adolescentes, deben estar más atentos a sus efectos dañinos". Así, proponen crear "ciber-entornos y supervisiones con normas claras y consistentes que promuevan conductas sanas en entornos virtuales" y destacan que los profesionales que trabajan en salud del adolescente deben conocer el potencial traumatizante del cyberbullying e introducir preguntas al respecto al hacerles evaluaciones de salud mental.
El Mercurio, 8 de julio de 2010
Dos artículos recientes caracterizan la globalización como un proceso multinivel y multidimensional que no sólo se relaciona al tema económico. En ese contexto, estudian cómo los sistemas educacionales se han adaptado a los cambios del mundo global.
Cambios históricos están transformando las vidas de las personas en países industrializados y en vías de desarrollo. Las economías y la sociedades se están globalizando. La literatura académica sobre el impacto de la globalización en la educación aumenta cada año. Dos trabajos recién publicados estudian de qué manera las tendencias internacionales y globales tienen influencia en la educación.
El primero trabajo fue publicado este año en el Journal of Comparative Education Review por Astiz y Baker de Penn State y Wiseman de
La globalización institucional en tanto, es la convergencia hacia un modelo uniforme de política y racionalización. Los países establecen metas similares para sus instituciones formales. Según los autores, esto es evidente al comparar las descripciones de sistemas de educación, salud y justicia en distintos países. La convergencia institucional tiende a crear políticas con patrones uniformes entre estructuras organizacionales de dichos sectores.
En este contexto, los investigadores examinan las consecuencias de la globalización para la política educativa. Utilizan métodos cuantitativos y cualitativos para explicar cómo la globalización ha influido en el crecimiento de reformas de descentralización en el mundo, su impacto en la administración curricular y su implementación.
El trabajo analiza reformas de descentralización en 4 países: Colombia, España, Francia y los Estados Unidos. Utiliza análisis multivariado para evaluar la relación entre estructuras de gobierno e implementación de un curriculum nacional de matemáticas en 39 países. Los resultados del estudio muestran que, por un lado, un número importante de países ha adoptado modelos supranacionales de descentralización. Por otro lado, sin embargo, este proceso no ha resultado en la adaptación de un modelo ideal de descentralización, sino en distintos híbridos de administración de educación descentralizada y centralizada, con distintas consecuencias.
El segundo trabajo que se destaca es un ensayo publicado en el Journal of Current Issues in Comparative Education por Nelly Stromquist, profesora de
Primero, los valores educativos dominantes son el individualismo y la competencia y hay poco espacio para el pensamiento libertario y contestatario. Por eso, tanto en el aula como en la academia, el énfasis está en crear nuevos productos en vez de reflexionar sobre el pasado. Stomquist argumenta que los nuevos valores deben ser sistemáticamente revisados y evaluados, en el contexto de las realidades de información y nuevas tecnologías.
Segundo, Stromquist sugiere que los actores importantes en educación ya no son los padres y los educadores; son empresas privadas e instituciones internacionales. Lo positivo de ello es que hay más recursos privados para la educación y expertos dedicados al área de gestión y planificación. Lo negativo, que las metas de educación ahora son más estrechas. La meta de las reformas -mejor rendimiento escolar- es positiva, pero según Stromquist, el problema es que hay poca evidencia empírica de que se logren mejores resultados.
Tercero, el aumento de los flujos de inmigrantes ha tenido un impacto clave en los sistemas educacionales. Esto requiere que los educadores conozcan el perfil de sus alumnos, sus normas culturales, sus patrones cognitivos y la naturaleza de los sistemas escolares en sus países.
Cuarto, la expansión de los medios de comunicación está afectando la forma en que aprenden los alumnos. Según la autora, las reformas educacionales implementadadas en varios países no consideran la importancia de los medios. Asegura que los colegios deberían responder a estas realidades en sus reformas pedagógicas y en las reformas en los contenidos curriculares. También propone que haya una vinculación interdisciplinaria entre la educación y el mundo de los medios de comunicación.
Stromquist concluye que los educadores deben responder a las complejidades de globalización al crear equipos interdisciplinarios, y no solo entre las ciencias sociales, sino también en áreas de derecho, salud, negocios y tecnología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario